Cada día vemos en los medios de comunicación, como diferentes cadenas y sus personajes estrellas condenan todo aquello que pueda ir en contra de la dignidad de las personas, en especial si hablamos de mujeres.
Son muchos los reportajes que se preparan con el objetivo de demostrar a la sociedad el drama que existe detrás de la prostitución; esclavitud sexual, condiciones pésimas en las que trabajan las chicas, alguna de ellas incluso menores... En muchos casos, se da voz a los vecinos que la sufren directamente y se condena cómo alguien puede recurrir al sexo pagado, aun sabiendo la situación de desesperación en la que se encuentran las chicas.
Sin embargo, esta promesa de defender a ultranza la dignidad de las personas, desaparece en el mismo momento en el que aparece el dinero. Hace ya algunos años en los que se está comenzado a debatir sobre los conocidos anuncios clasificados. ¿Es licito que el mismo medio que condena la explotación sexual y la prostitución se beneficie colocando anuncios que invitan a ella?
Hace un año, que se publicó la Ley General de la Comunicación Audiovisual. su artículo 60, contempla una sanción de hasta un millón de euros por la "emisión de comunicaciones comerciales que vulneren la dignidad humana o utilicen la imagen de la mujer con carácter vejatorio o discriminatorio", una infracción tipificada como muy grave.
Sin embargo, la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) defienden la libertad editorial para poder decidir qué contenidos publicitarios sobre actividades lícitas incluir. Apelan también a su derecho de controlar ellos mismos lo que se publica. Sin embargo, este mismo autocontrol recomienda suprimir todo los contenidos que puedan herir la sensibilidad de los lectores.
¿Es coherente criticar la prostitución en las primeras páginas de un periódico pero promocionarla en las centrales?
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